Mabel es una amante de las manualidades y del trabajo con la madera luego de crecer admirando el oficio de la mueblería en su familia. Eduardo es un dedicado creador innato, a quien le surgen nuevas ideas y diseños en todo momento. Ambos son un perfecto complemento que hace posible que en Curarrehue exista D Madera.

Hace un año ya que a la entrada de Curarrehue, viniendo de Pucón, se encuentra el local D Madera. A menos de 500 metros del portal que da la bienvenida a la ciudad, una colorida construcción hecha de barro, botellas de vidrio, coligues y madera; no pasa desapercibida. Es el llamativo adelanto de las bellas novedades que encontrará en su interior para quien lo visite.

Trabajos de maderas nativas, elaborados en distintas técnicas son la mayoría de las artesanías ornamentales que colman las paredes y mesones del iluminado espacio. El trabajo manual de Eduardo Madriaga da vida al ensamble de piezas con formas de animales, intarcia en mandalas y flores, calados que retratan la variedad de árboles nativos de la zona y floreros o figuras hechas de mañío, lleuque y araucaria, entre otras materias primas, junto a la manufactura de instrumentos que rescatan parte de la cultura mapuche.  A ello se suman las delicadas piezas hechas con pachtwork o tejidos a crochet, autoría de Mabel Escárate.

De Chile a Suecia… De Suecia a Curarrrehue

Esta pareja, que escogió Curarrehue para vivir, desde el 2013, cuenta cómo y por qué llegaron a este verde rincón del planeta. “Luego de vivir 31 años en Suecia, viajé a Chile y nos reencontramos con Mabel. Habíamos sido los primeros pololos, entonces nos volvimos a encontrar, y no nos separamos más”, cuenta Madriaga.  

Luego del reencuentro se van juntos a Suecia, desde donde, años más tarde, deciden volver a Chile. Así fue como comienzan la búsqueda de un espacio propio por el sur del país. Es Mabel quien se encarga de viajar para hallar el lugar en el cual residirían “Si hay una cosa a la que te acostumbras (en Suecia) es a la naturaleza… Así que cuando decidimos retornar, dijimos, tiene que ser en el sur, porque en Santiago nos vamos a volver locos”.

Después de descartar Chiloé y Pto Montt, les aconsejaron Pucón, sin embargo no fue una opción que les gustara mucho. Luego el hermano de Eduardo le comentó a Mabel, que había conocido un pueblo cercano, “Me dijo, sabes que nosotros fuimos el año pasado a unas Termas, pasamos al pueblo que se llama Curarrehue, almorzamos y yo creo que por ahí es muy lindo…” Y vine, primero yo con mi cuñado, y ahí estaba el aviso de esta casa… Llegué aquí y me enamoré del entorno, toda la vida me ha gustado la cordillera”, detalla Escárate.

Creatividad D Madera. De hobbie a oficio

Según Eduardo Madriaga, la historia de su trabajo con la madera empieza como pasatiempo,  “Partió como hobbie muchos años atrás, pero cuando llegamos a Curarrehue nos dedicamos de lleno a hacer artesanía. El 2013 empezamos a hacer cosas y nos invitaron a la Feria Artesanía Viva en la Aldea Intercultural Trawu Peyum… Ahí partimos y nos dimos cuenta que a la gente le gustaba el trabajo”.  Es así como, en el transcurso de estos años, no sólo han sido parte de las distintas versiones de la Feria Artesanía Viva de Curarrehue, sino que también, además de instalar su propia tienda, participan en Feria Walung, donde por estos días se encuentran exponiendo sus trabajos, hasta fines de febrero.

D Madera, sello que, sin dudas, aporta un detallista diseño de autor, singularidad y exclusividad en cada una de las bellas piezas que ya son parte de los diversos estilos y técnicas de la artesanía local de Curarrehue.